A mi papá le gusta el tango

Y dale con Beila!
Ella escribió hace un tiempo una entrada de blog que contaba su Anérdota Targuera (recomendado). Ahí decía que no lograba congeniar tangos con autores... Escribió sobre "Afiches"... Targo cruel, amargo, como suele decir mi viejo "es pa' machos".


A mi papá le gusta el tango, mucho. Es de herencia. Pero no se le da por escucharlo todo el día. En realidad no puede. Labura tanto que no se toma un ratito para eso.
A mi papá le debo muchas cosas; la mitad de las cosas que tengo (la otra mitad a mamá; aunque les sacan un tanto mis hermanas), y a veces siento que no se lo voy a poder devolver nunca. Ojalá me equivoque.
A mi papá le gusta el tango, y es de herencia. Contó un día que su papá lo cantaba fuerte, cuando se afeitaba sobre todo.
Justo hoy hace tres años que mi Tata (mi abuelo) se fue, desde mi lado, despacito, como si no supiera. Y lo tengo tan presente como seguro que mi papá lo tiene a él cada vez que canta un tango. Cada vez que la radio se destapa con una letra con querencia, gira la perilla del volumen y arma el coro; por supuesto, con la batuta imaginaria en cada gesto.
A mi viejo le digo acá que lo quiero mucho, y Gracias!
A mi papá le gusta un tango, mucho. Precisamente uno de los del artículo de Beila: Afiches. De Homero Expósito y música de Atilio Stampone.
Aquí el enlace al archivo de audio de este tangazo, por Roberto "el Polaco" Goyeneche.

Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel,
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón...
Y apareces tú
vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!

Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera...
Ya moja el aire su pincel
y hace con él la primavera...
¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos,
como un desnudo de vidriera...
¡Luché a tu lado, para ti,
por Dios, y te perdí!

Yo te di un hogar...
¡Siempre fui pobre, pero yo te di un hogar!
Se me gastaron las sonrisas de luchar,
luchando para ti,
sangrando para ti...
Luego la verdad,
que es restregarse con arena el paladar
y ahogarse sin poder gritar.
Yo te di un hogar...
-¡fue culpa del amor!-
¡Dan ganas de balearse en un rincón!